16 de octubre de 2012
Reguladores a uno y otro lado del Atlántico cuestionan a Google en investigaciones, que hasta ahora no ha pasado a tribunales pero genera enormes presiones sobre el gigante tecnológico.
Es un conflicto con dos frentes de batalla: por un lado, la nueva política de privacidad unificada de la empresa y por otro, los algoritmos de búsqueda que según algunos observadores benefician a sus propias compañías en detrimento de las rivales, y podrían calificarse de práctica anticompetitiva.
Este martes Google recibió una reprimenda de parte de las autoridades europeas por haber fusionado la información que guarda de los usuarios cuando navegan por Gmail o YouTube, sin darles suficientes oportunidades de escoger que esos datos no se almacenen, y poniendo su privacidad en "grave riesgo".
Desde marzo, la empresa se vale de los datos, preferencias e historiales de navegación que recopila de unos 60 sitios como Google+ o el sistema operativo Android, y los unifica para vender publicidad más personalizada y adecuada a los gustos del usuario.
Tras una larga investigación este martes la Commision Nationale de l'Informatique (CNIL), el organismo regulador de datos francés, dio a Google cuatro meses para revisar esta política, dar más control a los usuarios y dejar bien claro cómo combina la información que almacena.
Aunque la orden proviene del CNIL, los reguladores de toda Europa se han plegado al dictamen y exigirán lo mismo de la empresa.
Si Google no acata, podría acabar frente a tribunales por violación de la privacidad de los ciudadanos europeos. Por ahora no se la ha acusado de actuar de forma ilegal, pero sí de "despertar profundas preocupaciones por el respeto a la ley".
La empresa ha dicho que necesita tiempo para procesar el informe y dar una respuesta detallada.
Asegura además que su política de privacidad demuestra "nuestro compromiso de tiempo atrás a proteger la información de nuestros usuarios y crear excelentes productos", según sostuvo Peter Fleischer, alto funcionario de Google.
Punta de lanza.
La investigación acerca de las políticas de privacidad de Google fue conducida por el CNIL, que algunos analistas consideran el organismo regulador más agresivo entre sus pares europeos.
Aunque sus conclusiones se refieren al futuro de la empresa en Francia, los otros 27 miembros de la Unión Europea han adherido a su dictamen, así como también Croacia y Liechtenstein, que no forman parte del bloque.
Si Google no demostrara hacer algo al respecto en el plazo otorgado podría enfrentar sanciones, procedimientos judiciales o al menos nuevas investigaciones en cualquiera de estos países.
La principal preocupación del CNIL es que la compañía no establece límites "al rango de la recopilación de datos y los usos potenciales de la información personal" de los usuarios.
Su informe concluye que la nueva política de privacidad de Google no hace distinción entre búquedas, números de tarjetas de crédito o llamadas telefónicas.
Y resalta que la empresa podría darle usos variados a esta información, tales como desarrollar nuevos productos o medidas de seguridad, crear bases de datos para vender publicidad o incluso alimentar la investigación académica, todos ámbitos sumamente regulados por las normas europeas.
Pero Google también enfrenta otros problemas en Europa.
¿Anticompetitiva?
La empresa está siendo objeto de una investigación aparte, también dirigida por las autoridades europeas, acerca de si ha abusado de su posición como motor de búsqueda más popular para dirigir a los usuarios a sus propias compañías, ubicándolas en los primeros sitios de las listas de resultados.
Esta es una investigación en curso liderada por el comisario europeo de Competencia, el español Joaquín Almunia, quien advirtiera en septiembre que Google "se vale de su dominio en las búsquedas online para aventajar a motores de búsqueda especializados rivales, y ganar en publicidad".
Es una investigación paralela que podría replicarse en Estados Unidos, el segundo mayor mercado de Google después del viejo continente.
La semana pasada el New York Times reveló que las autoridades han estado preparando un dossier que recomienda al gobierno de EE.UU. demandar a Google por manipular sus algoritmos para perjudicar a la competencia.
Si la recomendación de esta agencia gubernamental pasara a la Justicia, sería una batalla en tribunales de dimensiones épicas, tal como la que enfrentó al estado contra Microsoft a finales de los '90 por su navegador Explorer (IE).
En 1998 el gigante del software fue acusado de abusar del monopolio del sistema operativo Windows para beneficiar a IE en detrimento de otros navegadores tales como Netscape.
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